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COSTUMBRES TRADICIONALES - 1913 Deben Respetarse y tener a mucha honra el celebrar en todos los pueblos su tradición, así sea un población tan importante como Bilbao, que no perdería su título de Invicta Villa, por ningún otro y teniendo buenas bandas de música, les cae muy en gracia el tamboril y atabal para celebrar sus fiestas euskaras; y nosotros los castreños hemos dejado que personas que no son de Castro, nos hayan cambiado el de Noble Villa por Ciudad, y lo más gracioso es que lo ha acogido el Ayuntamiento como un mérito; y con ello pierde tradición que el Noble Cabildo de San Andrés de la Noble Villa de Castro-Urdiales, se batió en Trafalgar y otras importantes guerras extranjeras; que si bien perdieron la de Trafalgar fue con honra, como sus mismos adversarios confesaron que se batieron bien pero que era el número de tripulantes más escaso que el contrario, y si vivieran aquellos héroes, no hubiera consentido esa mudanza que quita tradición simpática y noble que no alude a más que aumentarnos la contribución, como ha acontecido, pues en los primeros días de Enero el cobrador de la luz eléctrica, cobró con aumento y diciéndole cual era el motivo, contestó que habían recargado a la Compañía la contribución por ser Ciudad, con que trae lo uno lo otro. Todo por Castro y para Castro.
LUZ ELÉCTRICA – 1902 El público, que sigue lamentando las deficiencias del alumbrado que nos proporciona la sociedad “Vasco-Montañesa”, sigue con ansiedad esperando noticias de la marcha que llevan los trabajos de la nueva empresa del seño Villota.
Ultimo plano del también último edificio de la Cofradía de San Andrés, antes de su fusión con la cofradía de San Pedro (actual solar ocupado por la Casa de la Mar en la calle Ardigales).
Escudo y leyenda publicados en el expediente promovido por el Ayuntamiento de Castro Urdiales en el último intento de incorporación a Vizcaya a comienzos del siglo XX.
LA ESCUELA NÁUTICA DE CASTRO URDIALES A lo largo de más de cien años, entre los siglos XVIII y XIX, se mantuvo en funcionamiento la Escuela Náutica de Castro Urdiales. El fundador del establecimiento, también mecenas del patronato, fue el castreño Manuel Antonio Escorza (todavía hoy reconocido con el nombre de una popular calle del casco histórico). Algunos de los mejores especialistas de Náutica fueron directores de este prestigioso centro de enseñanzaza: Servando Calera y el famoso escritor vizcaíno José Benito de Goldarocena. Llegó en algunos años a contar con más de 50 alumnos.
EL ESCUDO DE CASTRO Dos escudos tuvo Castro. El antiguo “otorgado con ocasión de la conquista de Sevilla, con naves volantes que van corriendo viento en popa”. Alusivo a que fue de Castro la nao que rompió la cadena y puente de barcos en el río de Sevilla. Y el actual moderno (que viene del siglo XVI), con castillo, uno de sus primeros elementos de defensa, con el puente lazo de unión con las geniales peñas de Santa Ana; con la ermita, saeta artística, histórica y religiosa de la pujante vitalidad de Castro. La lealtad de Castro invocada en su verso final recuerda que la historia de Castro es una historia de desinterés y abnegación, una serie no interrumpida de sacrificios y esfuerzos.
Castro soy y Castro he sido Armas, escudo y señal La fortaleza castreña (reflejada en los peñascos altivos de su frente de rocas) se ha recogido también en estos conocidos versos: Nuestro nombre sostendremos
REGATAS EN EL NUEVO CONTINENTE En un desafío entre emigrantes ingleses y españoles se celebró una regata en la localidad de Rosario de Santa Fe sobre las aguas del río Paraná (Argentina). Lejos del Cantábrico, sin traineras ni bateles, para la confrontación se valieron de botes de seis remos y patrón. El barco ganador estuvo tripulado por castreños y al mando el patrón Marcial Acebal Serrucha. Con mucha nostalgia, pero con orgullo, los castreños celebraron la victoria entonando la Jota del Regateo a comienzos del mes de abril del año 1892.
PROCESIONES Y ROGATIVAS EN LOS SIGLOS XVI Y XVII En los siglos XVI y XVII la mayoría de los castreños vivían de la mar y de la producción de vino chacolí. En este último caso resultaba vital que la lluvia hiciera acto de presencia durante los meses de julio y agosto. Pero había años en que la sequía era tanl alarmante, que la última solución del vecindario, encabezado por el Ayuntamiento, pasaba por la petición de clemencia a la Virgen y Santos. En casos muy graves, con el acuerdo expreso de Parroquia y Consistorio, se organizaba una Procesión General de todo el Vecindario para llevar hasta las ermita de Nuestra Señora de los Portales las imágenes de la Virgen de la Asunción, Santa Ana, Nuestra Señora del Rosario y las Santas Reliquias. Durante nueve días, en novenario, en aquel pequeño templo se hacían misas y rogativas. Transcurrido el tiempo, el primer domingo siguiente, en otra Procesión de todos los vecinos por las calles principales de la Villa, las imágenes eran devueltas a sus respectivos altares de la iglesia de Santa María de la Asunción. Las procesiones eran tan solemnes y participativas, que previamente se limpiaban y adornaban todas las calles de paso. Nos cuentas también los libros de actas y cuentas municipales de la época, que a la vez, la imagen muy venerada por los castreños, del Santo Cristo del Sepulcro, se bajaba del altar y principal del templo del convento de Santa Clara, y durante nueve días se mantenía en el centro de la iglesia.
LA ERMITA DE SAN PELAYO EN EL SIGLO XIX Gracias al expediente abierto en el año 1827, en el que las autoridades episcopales pedía al Ayuntamiento de Castro, que evitaran, como había sucedido en la guerra con los franceses, que el templo se usara como almacén de pellejos de vino, sabemos algo sobre la veneración existente en al vieja ermita de San Pelayo: todos los años, el 13 y 27 de Junio, se celebraba allí una solemne misa y bendición de los campos de cultivo de la jurisdicción castreña.
En el Año 1888 La Ilustración Española y Americana publicó el siguiente artículo. ANTIGÜEDADES DE CASTRO-URDÍALES. Dedica hoy la ilustración la página 133 á la reproducción de diferentes monumentos arqueológicos de la hermosa villa de Castro-Urdiales. Los describiremos brevemente por el orden numérico con que aparecen en la citada página. Vista de la iglesia, de Santa María, e .castillo y la ermita de Santa Ana. La primera es templo notabilísimo, cuya arquitectura lleva el sello de diferentes épocas, desde el estilo románico al ojival decadente. Así el castillo como la ermita-mirador de Santa Ana reciben su mayor importancia de la bellísima situación que ocupan, dominando la extensión del Océano cantábrico, cuyas olas se estrellan y rugen perpetuamente al pie de la iglesia, castillo y ermita. III. El convento de San Antón.Con este nombre se Designan las ruinas reproducidas en nuestra página. Los ermitaños hospitalarios de San Antonio Abad tenían en la Edad Medía, y después de ella, diferentes albergues de transeúntes en los puertos secos de este litoral cantábrico, cuyo tránsito era peligroso en la estación de invierno. El famoso santuario-hospedería de Urquiola en Vizcaya, donde se venera á San Antonio Abad y San Antonio de Padua, que es tradición se hospedó allí viniendo a visitar la casería de Arbina en la república de Pedernales, una de las del señorío de donde era originaria su madre, fue también hospedería de ermitaños de San Antón, según datos que para una monografía del mismo santuario he recogido trabajosamente en el archivo de Abadiano, a cuya jurisdicción pertenece. IV. £.a Columna miliaria.Las antigüedades romanas que , en este siglo se han encontrado en las cercanías de Castro-Urdiales son otra prueba de la correspondencia de Flaviobriga con Brazo-mar, ó sea con la desembocadura del valle de Sámano, donde se alza la puerta aislada que hasta aquí estaba rodeada de misterio. «En el pedestal del Millar romano, a continuación de la inscripción original, ya difícil de leer se, escribió con mucho acierto: Esta columna se hallaba en Otañes frente á la ermita de la Trinidad, á fines del siglo último, que la recoció don Antonio de Otañes en aquel valle. El Ayuntamiento de esta villa dispuso colocarla aquí este año de 1826 para conocimiento de la antigüedad de ésta población y mayor luz de la historia» : «NERO-CLAVDlVS-DIVI-CUAVDI-F-CAESAR-AVG-CER-PONT- MAX-TRÍB-POTESTATE, VIII-IMPIX. COS-III. A-PISORACA-M-CLXXX.» La Columna miliaria se conserva en una glorietita del paseo que media entre la villa y el puente de Brazo-mar . V. La Puerta de Brazo-mar. Cerca de dos kilómetros al Sur de la villa, orilla izquierda del río que baja de Sámano, cuyo valle se inicia allí, subiendo por él las mareas un buen trecho, existe una puerta aislada, de arco apuntado, fabricada de mampostería y sillares, y cubierta de piedra. Este monumento, calificado hasta aqui de misterioso por desconocerse su objeto, y acaso también por otro misterio arqueológico de que ahora hablaremos es ,sencillamente, en concepto del que suscribe estos renglones, lo que lo ha razonado con alguna extensión en su último libro titulado Leyendas, genealógicas de España, la entrada de un eremitorio y hospedería que, como dependencia de la casa principal, tenían allí los frailes hospitalarios de San Antonio Abad, establecidos en la montaña que domina á Castro-Urdiales,- para auxiliar á los pasajeros que transitaban por la citada montaña, que era por donde iba antiguamente el camino de la costa. Plinio, al trazar el itinerario de la costa cantábrica de Oriente á Poniente, coloca después de Vesperies (que corresponde al actual Cabo-Lucero) á Flaviobriga, «colonia, "dice, de nueve ciudades, fundada por el emperador Vespasiano en el antiguo puerto de los Amanos.» Hasta aquí se atribuía la correspondencia de Flavióbriga á Bilbao, ó á Portugalete, ó á Bermeo, y apenas nadie la atribula á Sámano, á pesar de que el texto latino no, dejaba ocasión a dudas. Hoy no me cabe dudar que el puerto de los Amanos y luego Flaviobriga estuvieron en Brazo-mar, sitio dominado por un barrio denominado Portugal, cuyo nombre, en lengua euskara, vulgar en aquella comarca hasta tiempos relativamente modernos, equivale á elevación que domina al puerto. De todos modos tenemos por curiosa la localidad en que radica el arco de Brazomar, por crecer aquella frondosa vegetación que le rodea en el suelo donde tuvo asiento Flaviobriga. VI. La Palmera de Santa Clara.Al costado Sur del convento, que fue de religiosas de Santa Clara, y forma uno de los lados del citado paseo, existe desde tiempo inmemorial, medio oculto su tronco por una mala tapia, una palmera notabilísima por su magnitud y la latitud en que vegeta. No se le había conocido nunca fruto pero como estos últimos años el Sr. Ocharan trajera del Mediodía de España algunos plantones de palmera, machos y hembras y los plantara en su huerta, que dista cerca de un kilómetro del paseo de la Barrera, y algunos de ellos floreciesen y fructificasen, la palmera antigua, por primera vez fecundada, se cubrió dé dátiles. En Castro Urdialés y sus inmediaciones hay curiosidades naturales y arqueológicas que. es lástima no explore y estudie persona más competente que yo. Antonio de trueba.
El Baldur
II Guerra Mundial. Alemania necesitaba mineral de hierro para su esfuerzo en la guerra, cada vez mayor a medida que se ampliaban los escenarios de la contienda. Por ello, no era raro ver alguna esvástica en los cargaderos españoles. El capitán no abandonó el buque y se quedó a bordo hasta el final; 15 hombres resultaron heridos; dos alemanes y un francés encontraron la muerte, así como el amarrador español del cargadero; todos fueron enterrados juntos, cara al mar, en el cementerio de Castro Urdiales. Bibliografía: Naufragios en la costa de Cantabria, de Rafael González Echegaray (1976)
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